Para disfrutar de un concierto
protagonizado por figuras emblemáticas del pop o rock anglosajón (a veces hispano también) las personas de mi
generación, mejor dicho, los nacidos en los 80, teníamos que viajar a Argentina,
Chile o Brasil para ver artistas que en nuestros días serían de la talla de
Beyoncé, Lady Gaga o U2. Estaban también los que se esperanzaban de una llamada a la radio para
ganar el concurso de las entradas a tales conciertos… felizmente este método
continúa.
Escuché o leí, no recuerdo
bien, que una de las razones por las que
no venían muchos cantantes a Lima era por los altos impuestos que pagaban para
hacer su recital en el país. Este panorama cambió en los
últimos 10 años, permitiendo a miles de limeños gozar de una noche escuchando
en vivo y entonando las canciones de sus artistas, aquellos que eran visibles
solo a través de una pantalla o un póster.
Los dos últimos conciertos
a los que asistí en Lima fueron, a principios de 2010, el de UB40 y
recientemente el de The Killers, el 4 de abril.
-“¡Vamos a ver a The
Killers!” Me dijo Melissa.
Me declaro una no fan del grupo. Puedo reconocer
algunas canciones (las más comerciales), no me fascina el rock, solo me gusta,
tengo UNA canción favorita de sus no sé
cuántos álbumes, las entradas generales no me parecían tan caras y, last but not least, pienso que Brandon Flowers es guapo.
Solo respondí
con un “ ok ok! What the hell!”.
Y así fue como me encontré en medio
de la muchedumbre que se sabía de
memoria las canciones en el Estadio Nacional. Ah sí, olvidé mencionar que esa
noche fue la primera vez que ponía un pie en el estadio (es genial eso de matar
dos pájaros de un tiro).
Sin pretender hacer
publicidad al grupo, la pasé de diez.
Por un momento me encontré también saltando, dejándome llevar por el furor
contagioso de mis aledaños y tarareando
los ritmos del grupo. Me encantó la interacción del vocalista
con el público… él también por supuesto. Y el rock hizo lo suyo.
Sobre todo me desmentí de mi
creencia de que solo iría a un concierto del artista o grupo que realmente
conozco. Rompí mi regla y quedé satisfecha.
En menos de dos semanas nos
visitaron The Killers, Keane y The Cure. Ya casi parece que uno tuviera una carta de conciertos,
está bueno poder elegir. Antes teníamos que conformarnos con los que venían.
Por cierto, nunca llegaron
a tocar mi única canción favorita: “The world that we live in”. Igual no
importa, ahora que los escuché en vivo tengo algunas más.