Tomé la mano de
mi mamá y fuimos corriendo a un lugar al aire libre, a unos cuantos metros de
nosotras. Una señora empezó a rezar en voz alta, eso me asustó mucho. Todos
estábamos muertos de miedo. Eran las 3:05 pm aprox. , comprábamos en un mercado
cerca de casa.
Cual acto reflejo
agarré mi celular y marqué a mi papá para preguntarle si estaba bien, él trabaja
en el sétimo piso de un edificio en San
isidro y aunque en el fondo yo sabía que sí estaba bien, necesitaba escucharlo
de su voz. Fue inútil, las líneas telefónicas ya estaban saturadas.
Un temblor de 5.8
grados alarmó a los limeños la tarde de hoy y a pesar de
que no hubo daños materiales ni fatales nos dio un buen susto y luego te lleva a la reflexión.
Muchas cosas pasan por la cabeza en esos
segundos.
Saber que vivo en
una zona sísmica de alguna manera reduce el factor sorpresa de temblores porque
sabes que pueden darse en cualquier momento, pero a la hora de la hora uno
nunca está preparado.
Sin duda, el sentimiento
colectivo es el agradecimiento de estar aún vivos. FIUU
Con esto ya tuve mi dosis de miedo y
adrenalina suficiente por medio año.