martes, 12 de agosto de 2014

También me vine a Lima para practicar mi español

“yes, yes en inglés
piano, piano en italiano
y lo mucho que te quiero
te lo digo en castellano”

En serio, que rico es hablar tu idioma. Me devolvieron parte de mi libertad de expresión al pisar suelo peruano hace como 3 semanas. Es un descanso para mi lengua que estaba a menudo enredada tratando de hablar francés por seis meses… y de paso para mis oídos, que ya no tengo que agudizarlos tanto al estilo perro en posición de atención cada que tenía que comunicarme con un francófono.  

Me dicen que en un año o dos seré bilingüe, que dominaré el francés al derecho y al revés  y que entenderé todito sin hacer esfuerzo. Que no me preocupe. “¡Ay que lindo el francés Liz!”, me dicen a menudo. “Lindo…¡pero difícil!”.

 Vamos a ver, pero por el momento no puedo esconder mi sensación de confort al hablar español, al escuchar a los limeños con ese tonito, al ser yo. Es que realmente decir “génial” no tiene el mismo sabor que decir “chévere”. Tampoco ese “putain!” tiene el mismo peso y cuerpo que un “mierda!”. Y cuando uno está molesto pues dan ganas de molestarse en su propio idioma. Lo mismo pasa con el amor y otros sentimientos. Por eso , mi querido Pierre, mis no sé cuántas maneras de llamarte son (serán?) siempre en español.
No digo que aprender un idioma y el proceso de absorberlo sea feo, aunque sí complicado. Es más,  me he reído de mis errores en francés, aunque otras veces me enfado por no poder llegar a expresarme como quiero. Así se aprende pues.

Es que otra buena razón para regresar a tu país aunque sea por vacaciones de 3 semanas, a parte de tu familia y amigos, es practicar español =)


   

lunes, 30 de junio de 2014

¿Y si tu país no juega en el mundial?

Estando en Francia en pleno mundial no puedo escaparme de la pregunta: “Oye Liz y Perú no juega en el mundial no?”. Pues... no. Qué vergüenza. Básicamente tuve que admitir lo malo que somos en ese deporte. Más allá de que no me gusta tanto el fútbol, se trata del hecho de que  TU PAÍS no participa y...¿por quién gritar y apoyar en ese caso?

Y lo peor aún: nos estamos quedando sin buenos jugadores. Sí sí, sé que tenemos a los cuatro fantásticos (Pizarro, Farfán, Guerrero y Vargas) pero los tenemos hace 5 años! Se están envejeciendo y no aparece todavía una nueva generación de buenos jugadores. Así, las probabilidades de participar incluso en los siguientes mundiales son ínfimas.  


Ante la imposibilidad de apoyar a nuestro equipo, no nos queda otra que apoyar a los que “nos caen bien”. Sin embargo, me resulta un poco triste ver a mis contactos peruanos en Facebook apoyar a países como Grecia o incluso España… no tengo nada en contra de estos países pero esperaría mayor apoyo por lo menos a los países latinos. Bueno, allá cada quien con su mambo. 
En mi lista de favoritos están Brasil, Argentina, México (hasta ayer)…y Francia pero créanme que estoy justificada por Francia (à cause de toi chéri).  
Si los países que no participan en la copa no “adoptamos”  durante 90 minutos a uno de los que juegan simplemente no podríamos vivir el mundial.  

Aqui algunos memes divertidos sobre Péru y el fútbol. 





viernes, 31 de enero de 2014

Desde París

Anteayer por la tarde  salí con destino a la Maison de l’Amérique Latine a ver si ahí conocía gente latina chévere y, está bien lo diré,  por si lograba sentirme un poco más "en casa" entablando conversación con jóvenes hispanos. Pues fui justo el día que no había nada programado, apenas había un alma latina con quien al final no conversé y solo logré que me dieran una hoja con el cronograma de actividades. Tendré que volver. Como no quería ir tan rápido a casa ubiqué un parque en el mapa y me di cuenta que se trataba del famoso parque de Luxembourg. Faltando unos metros para entrar me di cuenta que había llegado tarde, ya estaban cerrando… en horario de invierno solo abren hasta las 16:45.  Lástima, tengo que volver allí también. Decidí instintivamente entrar a un café  que se hallaba justo en frente, moría por una taza de chocolate. A los pocos minutos se sentó en la mesa de al lado un joven francés quien, luego de ordenar un café, sacó un libro y empezó a leer… vaya gesto automático.

¿Qué hago? ¿A dónde voy? Tenía que  hacer tiempo una hora y media más porque quedé con Pierre a las 19:20 para ir al cine. Se me ocurrió echar un vistazo a la biblioteca Sainte Genevieve que estaba muy cerca, además tenía una novela en mi bolso que había comprado recientemente y necesitaba ese ambiente de estudio que me fascina de las bibliotecas para que de una vez por todas pueda avanzar al menos dos hojas de esa novela. Es una biblioteca colosal, muy antigua pero en perfecto estado. Luego del pequeño y rápido trámite para obtener la tarjeta y poder entrar, subí  por sus escaleras de mármol a una enorme sala de lectura. Me intimidó ver las filas interminables de mesas de estudio y los jóvenes  muy concentrados, escribiendo o leyendo. 
Logré llegar a tiempo para el cine con Pierre donde, oh casualidad, la película se trataba de ese proceso algo tedioso que es la mudanza y el acostumbrarse a otro país.

El metro,  los cafés, la vida cultural, los parques. Así es Paris.

Y ayer, ayer cuando mi día llegaba a su fin me ocurrió algo conmovedor. Me encontraba en el metro camino a casa,  entró un negro alto y joven y se sentó a mi lado. Abrió un fólder donde tenía muchas hojas y yo de reojo noté que estaba fijándose la ruta del metro. Me pareció muy tierno. En la siguiente estación entró un hombre moreno, de ese color de piel  tan particular que tienen los hindús. Él llevaba en su muñeca izquierda una pulsera con los colores de la bandera la India. Sonreí mentalmente. Ahí estábamos los tres, los tres extranjeros en terruño francés... quien sabe sus historias. Así también es París.


     

domingo, 19 de enero de 2014

Los valores de los limeños de hoy

Mi mamá es de San Martin, un departamento perteneciente a la región de la selva. Mi papá es de Cajamarca,  departamento de la sierra norte. Crecí  rodeada de modismos selváticos y dicen mis familiares cercanos que mi carácter  “fuerte” de serrana es por mi papá. En fin, 100% limeña no soy  y creo que no he llegado a sentirme del todo capitalina.
Por eso,  cuando me puse a leer un artículo de la revista Somos del diario El Comercio publicado este sábado 18/01, me causó curiosidad y gracia a la vez. Se trata de un resumen de un estudio sociológico realizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú sobre los limeños. ¿Por qué actuamos así o asá?  ¿Cómo somos?

Como no pienso hacer un copy paste de todo, mejor escaneé la imagen relativa a los valores que abundan en esta ciudad. Los cuatro más destacados que caracterizan a los 8 millones y pico de individuos que viven en esta urbe son: el esfuerzo, la empatía, el colectivismo (si conviene) y la lealtad.





Solo quiero hacer un comentario con respecto al valor del esfuerzo y la lealtad.  Aquí en Lima se aprecia a la que creció siendo paupérrima y luego, de grande, estudió y con el sudor de su frente fundó una empresa y ahora tiene una vida totalmente diferente.  Se aprecia al que empezó siendo bell boy en un hotel y luego llegó a un puesto administrativo y a quien ganó una beca y está ahora haciendo una maestría en la China. En resumen, se aprecia a la persona luchadora, trabajadora. “Mira hijita pues fulanito de tal ahora es tal cosa”.  Son casi idolatrados los exitosos que han empezado “desde abajo”. Esas personas son como una especie de modelo a seguir y está bien, uno necesita guías reales y no los  nacidos en cunas de oro. Los primeros te motivan,  son indicadores de que es posible.  
En cuanto a la Lealtad, lamentablemente vamos a hallar la forma de colarnos en la fila del banco, pagar menos impuestos, hacemos caso omiso a algunas señales de tránsito. Abunda la “criollada”, la viveza y falta el civismo. Y mucho.
 Creo que la empatía ocurre en muchas partes, no es algo exclusivo de Lima, al igual que el colectivismo convenido.

¿Habrán cambiado estos valores de aquí a, digamos, 10 años?

 Yo espero que sí… y espero que para bien.  


Y a propósito de la criollada:

Revista Oveja Verde













jueves, 26 de diciembre de 2013

Los limeños y su fobia a la espera


Si hay algo que aprendí en Argentina, a parte de ser  perseverante y muchas otras cosas, es la virtud de la paciencia. No hablo de ser una dejada sino de saber esperar. 

En Argentina pasó casi un año para que pueda tener mi DNI argentino y durante todo ese tiempo llevé un papelito que hacía las veces de documento de identidad. Ya se imaginarán el estado del papel ese al cabo de un año.  Luego me enteré que habiendo hecho el trámite en la capital sería más rápido: un mes  aprox. Y es muy común encontrar en tiendas (desde fotocopiadoras, panaderías, farmacias hasta algunas tiendas de ropa en el centro de la ciudad) una cinta  que extiende números de atención, como para ordenar a la clientela que va llegando. Ah! y ni hablar de la siesta, periodo sagrado entre las 2 ó 3 pm y las 5 pm que rige en algunas provincias argentinas donde la gran mayoría de negocios cierran las puertas al público.
 Y así aprendí a esperar mi turno.

Pero aparentemente los limeños no se llevan bien con las esperas.  Aquí rige la “ley del vivo” que ahora no me molesta porque aprendí a no darle importancia pero al principio me parecía un atentado contra el respeto y, en ciertas ocasiones, una ridiculez.
Todo lo que implique hacer colas en cuestiones cotidianas (en el banco, en la baño de mujeres o para pesar verduras en el supermercado e incluso cruzar la calle) los limeños verán la forma de crear un atajo y querrán ser atendidos antes que uno.
Aquí la gente está acostumbrada a hacer las cosas de manera rápida. El DNI lo dan en cuestión de días, los vendedores pueden atender a más de una persona al mismo tiempo, los peatones prefieren cruzar la calle corriendo que ir por el puente peatonal, en el baño las mujeres que van entrando se colocan detrás de una puerta como custodiándola en vez de hacer una fila a la entrada, etc . Muchas veces preferí hacerme la vista gorda y otras tuve que alzar la voz y proclamar un “ yo estaba antes”.  Pero es que uno no puede simplemente, por ejemplo, decir a todas las chicas del baño de un cine que salgan y que hagan una fila en la entrada. Hay ciertas situaciones en la vida diaria donde los actos se rigen o deberían regirse por el sentido común, los buenos modales y el respeto.

Entonces opté por la aceptación, por aceptar las cosas como son y dejar de hacer críticas mentales. No sé si es la mejor estrategia pero por lo menos ahora estoy más abierta a admitir ciertas imperfecciones de mi cultura.  Y es que no se puede cambiar  fácilmente el comportamiento ni mucho menos la manera de pensar de millones.

Después de todo, nadie es perfecto.

Lo encontré en internet y me pareció simpático.

martes, 17 de diciembre de 2013

Back to basics

Habiendo ingresado por el pasillo angosto, comencé a buscar la sección de frutas. Se encontraba a unos metros nada más, justo al frente de las costureras. Qué hermosas se veían aquellas frutas, gordas y brillantes. Y dando unos pasos más estaban las señoras que vendían velas de distintos colores, incienso y todo tipo de hierbas. La llamé la sección esotérica.  Y dando otros pasos más estaba la sección de plásticos: bandejas, bowls, tapers, etc. Había otro pasillo largo únicamente para las carnes.

Así es un mercado en Lima. Es una fiesta de olores para el olfato, una paleta de colores en un espacio reducido y el regateo por doquier.

Hace poco volví al mercado del barrio de Magdalena del Mar, un señor mercado, de esos que empiezan a ser menos comunes en ciudades que están modernizándose. Mi mamá tenía algo que hacer por ahí cerca  y yo fui de colada. Salí satisfecha, con una sonrisa de tonta por haber gastado mucho menos que en cualquier otro supermercado y con la autoestima elevada luego de que las vendedoras me hayan llamado “reina”, “madrecita” y “señorita”.  

Así a uno le vienen las ganas de hacer las compras semanales allí en vez del Wong, muy  lejos de las pitucas generalmente teñidas de La Molina, los villancicos en inglés como música de fondo que empiezo a aborrecer y el diálogo interno que se atraviesa por la cabeza cuando no sabes si una verdura está lo suficientemente madura o qué tipo de comida puedes hacer con ella.
Nada que envidiarle a un supermercado.




¿Cómo no llevar ese mango a la izquierda en primera plana?

lunes, 25 de noviembre de 2013

Se mueve la tierra

Tomé la mano de mi mamá y fuimos corriendo a un lugar al aire libre, a unos cuantos metros de nosotras. Una señora empezó a rezar en voz alta, eso me asustó mucho. Todos estábamos muertos de miedo. Eran las 3:05 pm aprox. , comprábamos en un mercado cerca de casa.

Cual acto reflejo agarré mi celular y marqué a mi papá para preguntarle si estaba bien, él trabaja en el  sétimo piso de un edificio en San isidro y aunque en el fondo yo sabía que sí estaba bien, necesitaba escucharlo de su voz. Fue inútil, las líneas telefónicas ya estaban saturadas.

Un temblor de 5.8 grados alarmó a los limeños la tarde de hoy y a pesar de que no hubo daños materiales ni fatales nos dio un buen susto y luego te lleva  a la reflexión. Muchas cosas  pasan por la cabeza en esos segundos.
Saber que vivo en una zona sísmica de alguna manera reduce el factor sorpresa de temblores porque sabes que pueden darse en cualquier momento, pero a la hora de la hora uno nunca está preparado.
Sin duda, el sentimiento colectivo es el agradecimiento de estar aún vivos. FIUU


 Con esto ya tuve mi dosis de miedo y adrenalina suficiente por medio año.