Mi mamá es de San
Martin, un departamento perteneciente a la región de la selva. Mi papá es de
Cajamarca, departamento de la sierra
norte. Crecí rodeada de modismos selváticos
y dicen mis familiares cercanos que mi carácter “fuerte” de serrana es por mi papá. En fin,
100% limeña no soy y creo que no he
llegado a sentirme del todo capitalina.
Por eso, cuando me puse a leer un artículo de la
revista Somos del diario El Comercio
publicado este sábado 18/01, me causó curiosidad y gracia a la vez. Se trata de
un resumen de un estudio sociológico realizado por la Pontificia Universidad
Católica del Perú sobre los limeños. ¿Por qué actuamos así o asá? ¿Cómo somos?
Como no pienso
hacer un copy paste de todo, mejor escaneé la imagen relativa a los valores que abundan en esta ciudad. Los cuatro más destacados que caracterizan a los 8 millones y pico de individuos
que viven en esta urbe son: el esfuerzo, la empatía, el colectivismo (si
conviene) y la lealtad.
Solo quiero hacer un comentario con respecto al valor del esfuerzo y la lealtad.
Aquí en Lima se aprecia a la que creció siendo
paupérrima y luego, de grande, estudió y con el sudor de su frente fundó una
empresa y ahora tiene una vida totalmente diferente. Se aprecia al que empezó siendo bell boy en
un hotel y luego llegó a un puesto administrativo y a quien ganó una beca y
está ahora haciendo una maestría en la China. En resumen, se aprecia a la
persona luchadora, trabajadora. “Mira hijita pues fulanito de tal ahora es tal
cosa”. Son casi idolatrados los exitosos que han empezado “desde
abajo”. Esas personas son como una especie de modelo a seguir y está bien, uno
necesita guías reales y no los nacidos
en cunas de oro. Los primeros te motivan,
son indicadores de que es posible.
En cuanto a la Lealtad, lamentablemente vamos
a hallar la forma de colarnos en la fila del banco, pagar menos impuestos,
hacemos caso omiso a algunas señales de tránsito. Abunda la “criollada”, la
viveza y falta el civismo. Y mucho.
Creo que la empatía ocurre en muchas partes,
no es algo exclusivo de Lima, al igual que el colectivismo convenido.
¿Habrán cambiado
estos valores de aquí a, digamos, 10 años?
Yo espero que sí… y espero que para
bien.
Y a propósito de la criollada:
Revista Oveja Verde |