domingo, 31 de marzo de 2013

Adiós a los agasajos para la turista


“Cuando pienses en volver
aquí están tus amigos, tu lugar y tu mujer
y te abrazarán
dirán que el tiempo no pasó
y te amarán con todo el corazón “

Se me viene esta canción a la mente. Estás en todo lo cierto Pedrito.
En enero me di el lujo de dos cosas: ser consentida y ser tratada como turista. Que los anticuchos en Barranco, el pisco sour por allá, que la Peña del Carajo, las reuniones con el grupo de amigas de la secundaria, que este nuevo bar, etc. Por supuesto, no podían faltar los domingos de cebiche y canción criolla con mi familia. 
Todo lo que iba reaprendiendo sobre Lima me entraba en primer lugar  por los ojos ( ¡Cuánto se ha ampliado Jockey Plaza!¡ Por fin un metro!)  …pero más que todo por la boca. 
En mis primeras semanas aquí  mi paladar se encontró en el paraíso. Mis idas a los supermercados a veces se convertían en cuestionarios a mi mamá sobre  origen y uso de algunos productos. Incluso tenía la impresión que habían aparecido algunas frutas durante mi ausencia. ¿Tumbo? ¿aguaymanto? Me atrevo a decir que  mi léxico frutal se amplió y  si no fuera porque mi contextura es delgada, ya habría aumentado fácilmente 3 kgs en ese mes.
Olvidé el sentido del oído. Brotaron en estos seis años  modismos y jergas  de las que aún no me he puesto del todo al día y me causa gracia cuando me explican en español neutro lo que significan. De todas maneras aún no me acostumbro al uso de ciertas expresiones… aún reniego del “manyas?” (¿entiendes?, ¿comprendes?, ¿Cachay? ).
Con el pasar de las semanas, la rutina de los miembros de mi familia, amigos  y ocupación en los asuntos de sus propias vidas esquivó paulatinamente su centro de atención sobre la ya no tan turista Liz. Ojo no lo digo a manera de queja, al contrario, era lo que debía suceder tarde o temprano. A la vez yo necesitaba hacer mis propias actividades para abrir paso a lo que sería en cierto modo mi rutina aquí, mi vida. Pero  con la rutina vino también el choque con la realidad, choque muchas veces cultural.
 A excepción de algunas cosas, casi todo ha cambiado en Lima. ¿Pero ha cambiado solo la imagen o los ojos que la ven? Ambos claro, pero esto ya no es novedad. 

Aquí les presento el aguaymanto. Simpática fruta. 
Les invito a probar el pisco sour, trago nacional. Por experiencia, por favor no más de dos... a menos que tengan mucha resistencia a sus 42º de alcohol.  

Siempre me sorprende que exista maíz morado.

Lo imperdible en verano: cebiche y chicharrón de pescado.




2 comentarios:

  1. Liz,
    Estoy disfrutando tu blog. Estoy con mi familia ahora por una semana en Pensilvania. Y he tenido una reaccion como tu en Peru. Ha sido un choque cultural! La gente son mas corto que la gente en Virginia (un barman me queria matar sin), las palabras me da risa ("yous" en vez de "y'all"), y mucho ha cambiado en el centro de un puebla universitaria. Que sigues escribiendo!
    Quizas empezara a escribir de nuevo en mi blog:
    http://picturesof-food.blogspot.com/

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  2. Gracias Greg me alegro que te guste mi blog! =) no recordaba que habías estado en Perú. Claro que seguiré escribiendo...¡ojalá no se me vaya la inspiración! una abrazo

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